viernes, 28 de mayo de 2010

COLECCIONISMO DE ARTE. SEGUNDA PARTE.







La frustración claustrofóbica de Vincent Van Gogh nos ha llegado a través del cine de muy diversas maneras. No vendía sus trabajos y sus relaciones amistosas y amorosas rozaban el fracaso, así su hermano Theo se convierte no sólo en el vínculo afectivo más importante que mantuvo en su azarosa existencia, sino en su mayor coleccionista. Le ayudó durante toda su vida como apoyo emocional y sustento económico para que Vincent pudiera sobrevivir y aprender.  Retratado pictóricamente en El loco del pelo rojo (Vicente Minelli, 1956) e impregnado de los colores del mar, el campo y el cielo en Van Gogh (Robert Altman, 1990).

El director chileno Raoul Ruiz muestra en Klimt (Raoul Ruiz, 2006) el enfrentamiento del pintor con las autoridades austriacas y con la alta sociedad vienesa surgido a raíz de sus alegorías escandalosas. La trama desemboca en un dramático incidente en el que el pintor roba del edificio de la Secesión de Viena sus cuadros incautados por el Estado. Finalmente el artista se verá obligado a comprarlos para evitar el encarcelamiento.

Amante de la frustración y la destrucción, el cine toma como modelo a Modigliani en Los amantes de Montparnasse (Jacques Baker, 1958) para introducirnos en su vida bohemia y alcohólica. Una existencia que terminará trágicamente mientras un avispado marchante de arte, como un ave carroñera, espera su muerte para hacerse con sus cuadros consciente de que un día valdrán mucho dinero. La película homenajea al director Max Ophuls y actúa como crítica con el sistema del mercado del arte, que no tiene nada que ver con la calidad artística y sí con la especulación. En la escena en la que Modi, Sboro (su marchante) y Jeanne (su mujer) van en un taxi camino del Hotel Ritz para entrevistarse con un millonario estadounidense aparece la figura del rico coleccionista norteamericano y la angustia del pintor.

-Sboro: Ponte ésto (le dice a Modigliani, y le da una corbata).
-Modigliani: ¿Hay que disfrazarse de rico para vender un cuadro?
-Sboro: A los americanos hay que causarles buena impresión.
-Modigliani: Pero ponerme corbata por un tipo que igual no compra nada...
-Sboro: Acabo de verlo y parece decidido. Quiere conocerte.
-Modigliani: Sí, regateará, hablará, nos hará volver...
-Sboro: Imposible. Esta noche se vuelve a Nueva York... No sabrías qué hacer con tanto dinero.
-Modigliani: En mi situación, vendería todos mis cuadros por un bocadillo.
-Sboro: Nada de tonterías, ya hablaré yo. Tu no abras la boca...Bueno... ¡Mira como vas!...
-Modigliani: ¿Vas a vender mi pintura o mi imagen? No soy una puta.


Pero este periodo de los albores del siglo XX no sólo se alimenta de biografías de pintores. En Las dos inglesas y el amor (Francois Truffaut, 1971), inspirada ligeramente en la vida de las hermanas Brönte, un escritor y coleccionista de arte parisino de inicios del siglo XX conoce a dos hermanas artistas y las dos se enamoran de él. Basada en la novela de Henry-Pierre Roché1 (1879-1959), también autor de Jules et Jim, describe constantemente cuadros. En las escenas donde aparece la casa de Claude podemos identificar un picasso. Claude muestra a su madre un cuadro impresionista de su colección y la voz en off dice: “El tiempo pasó. Claude no se convirtió en el escritor que su madre quería, pero sí visitaba todas las exposiciones y escribía sobre pintura.” La película termina en los jardines del Museo Rodin de París, donde Claude pasea pensativo y solo.

En Un americano en París (Vicente Minelli, 1951), el director italiano crea un musical con numerosos homenajes a la pintura. Jerry, el personaje protagonista, interpretado por Gene Kelly, es un pintor con talento que malvive en París del que se enamora una señora rica. Ésta lo desea como amante y pretende ser su mecenas,  pero Jerry ya se ha enamorado de Lisa, una joven francesa sin dinero. Hay una escena particularmente interesante que resume parte de la esencia de la cinta: Jerry se aísla en su estudio pintando sin parar, preparándose para su primera exposición. Rodeado de cuadros, llega el momento de enmarcarlos, y mueve cada una de sus pinturas decenas de veces hasta encontrar el marco que mejor se ajuste a las mismas.

Minelli gran aficionado a la pintura, también creó un personaje coleccionista de arte en Melodías de Broadway 1955 (Vicente Minelli, 1955). En esta ocasión el personaje interpretado por Fred Astaire se deshace de su colección de arte para recaudar fondos para la producción de una nueva obra musical.

Cerraremos este capítulo con un pintor maldito, el personaje Eben Adams que interpreta Joseph Cotten en la película surrealista Jennie ( William Dieterle, 1948). Un joven pintor que busca fortuna por las galerías de arte de Nueva York se dirige a una con poca convicción, la dueña aprecia el talento del artista, pero le recrimina que pinta sin amor. No obstante le compra una pintura de una flor para su propia colección. Eben pintará un boceto de una niña que se conoce en el parque y que será el comienzo de un viaje por entre los muertos.

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